A las mujeres asesinadas
No tenemos eco
No tenemos luz
hambre ni angustia
No tenemos hijos que nos demanden futuro
No tenemos piel que nos torture
Horas que nos tengan:
no tenemos
lenguas que nos besen
Caminos hinchados de arduas tareas
No tenemos sombra sino sombras
Consciencia fría entre las sienes
Mañanas vaciadas en los párpados
que no tenemos: no tenemos
Apenas los ríos que nos cruzan
absortos en su necio torrente
No, no tenemos.
ReplyDeletedescansan en paz
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