Nunca voy a ser eficiente
porque todo el tiempo
me demoro
Me demoro
para tomar la pluma
y pisotear con ella el papel,
me demoro en el trazo de las letras
sin vislumbrar su contenido
En los ojos de las personas que amo
mientras platican de sus planes
y hablan del futuro
Me demoro en las rutas del silencio
porque no sé que la conversación
ha terminado
En el punto y seguido
en medio de un cuento fascinante
No soy como el hombre de la lavandería
que ha logrado su pulcro ambiente
con el paso de prisa con que va
de una máquina a otra
Sin pedírselo me ha explicado
todos los errores de procedimiento
que en mi corta visita
he cometido
porque demorada en el sonido de las secadoras
me olvidé de mi propósito